En 2000, el conde Hans Christof von
Sponek dejó su cargo de Ayudante del Secretario General de Naciones
Unidas y Coordinador de Misiones Humanitarias en Iraq en protesta por
las sanciones económicas al pueblo iraquí impuestas por Naciones Unidas.
Von Spaneck es miembro de la Comisión de Crímenes de Guerra de Kuala
Lampur –creada en 2007 por el ex primer ministro de Malasia Tun Dr
Mahathir–, cuya misión es verificar y controlar las quejas de las
víctimas en guerras y conflictos y otros crímenes reconocidos como
violaciones de la ley internacional1. En esta entrevista responde a las preguntas de la periodista independiente suiza Silvia Cattori.
–(Silvia Cattori) Tanto su investigación2 como
los informes presentados por el senador suizo Dick Marty, en 2006 y
2007, en el Consejo Europeo sobre los centros clandestinos de detención
de la CIA han probado ya la práctica sistemática de la tortura por parte
de la CIA3. El informe del Senado recientemente
publicado sobre la tortura de la CIA, ¿ha aportado acaso nuevos aspectos
a los que ya conocíamos? Según su punto de vista, ¿tiene este informe
una trascendencia específica?
–(H.C. von Sponeck) La publicación por
parte del Senado de Estados Unidos del resumen de 500 páginas del
informe sobre la tortura es una contribución importante para el proceso
judicial. Por supuesto, el reconocimiento oficial de las atrocidades
cometidas por funcionarios estadounidenses puede dar lugar a una
condena, pero no es suficiente. Las autoridades de EEUU, tanto del
Congreso como de la administración, incluyendo el presidente Obama,
deben mostrar su liderazgo y compromiso confirmando que ese cuerpo de
evidencia será utilizado por la Justicia de EEUU para empezar el proceso
de enjuiciamiento de todos los perpetradores.
La publicación del informe sobre la
tortura no ha hecho más que confirmar lo que se sabía en todo el mundo
desde hace mucho tiempo, a saber, que los funcionarios de gobierno
estadounidense cometían tortura y crímenes de guerra. Los gobiernos
europeos y los de otros países así como las organizaciones civiles de la
sociedad tenían conocimiento de la tortura realizada en cárceles de
Iraq (por ejemplo, en Abu Ghraib, Camps Bucca y Camp Cropper), de
Afganistán (por ejemplo Bagram), de Cuba (Guantánamo).
Como miembro de la Comisión de crímenes
de guerra de Kuala Lampur, me he relacionado con personas torturadas en
Bagram, Abu Ghraib y Guantánamo en 2011 y 2012, y he escuchado de
primera mano todo sobre su inmenso sufrimiento. En junio de 2014, Denis
Halliday y yo mismo, en nombre de la Comisión KL, entregamos dos
volúmenes de pruebas de torturas y crímenes de guerra recogidas por la
Comisión en una sesión sobre Iraq de la Cámara de los Comunes en
Londres. Gracias a la investigación realizada por el senador suizo Dick
Marty y presentada en el Consejo Europeo, el mundo entero supo de la
existencia de cárceles clandestinas, por ejemplo en Polonia, Rumania,
Egipto, Libia, Siria y otros sitios. Somos conscientes de que los
cautivos eran transportados a esas cárceles con el único propósito de
obtener información mediante la tortura.
La importancia de la publicación del
informe, por lo tanto, no tiene tanto que ver con la confirmación de que
se torturaba. Los truculencia detalles del tratamiento inhumano
descritos en el informe de Senado estadounidense no son más algo que se
agrega al cuadro del horror del cual éramos conscientes. Lo nuevo y
significativo, sin embargo, tiene que ver con la admisión oficial de
tales crímenes por parte del Congreso de EEUU y lo que de ello se
deriva: la obligación estadounidense de juzgarlos.
–La petición presentada por Denis Halliday4 y
usted llama a Estados Unidos para que, de acuerdo a lo que manda la ley
internacional, inicie demandas contra aquellos que han practicado la
tortura. ¿Piensa usted que es posible que el gobierno estadounidense
obre en consecuencia?
–El hecho de que ni el Senado ni los
Representantes de EEUU ni el gobierno del presidente Obama hayan de
momento revelado sus intenciones ni sus próximos pasos en relación con
la Justicia ha despertado una enorme preocupación en todo el mundo. No
puede ser que el país que quiere verse como la vanguardia de la defensa
de los derechos humanos dé otro espectacular ejemplo de doble rasero en
la aplicación de la ley.
–En Iraq, Estados Unidos no solo ha
cometido tortura, además ha sumido en el caos a ese país, un caos que ha
costado la vida de millones de personas y que continúa teniendo efectos
letales en toda la región. Primero y ante todo, ¿no es este también un
crimen del que EEUU debería hacerse responsable?
–En caso de que Estados Unidos no dé el
paso necesario para acudir a los tribunales, la obligación de hacerlo
deberá ser asumida por el Tribunal Criminal Internacional (TCI) o, según
el principio de la jurisdicción universal, por algún tribunal nacional.
En 2012, el TCI rechazó ocuparse de los casos de tortura y de crímenes
de guerra con el argumento que no eran de su jurisdicción. Solo cabe
esperar que la recientemente nombrada Fiscal General del TCI, Fatou
Bensouda, entienda su alta responsabilidad y acepte ver los casos si –en
la eventualidad de que el gobierno de EEUU no cumpla con su obligación–
le fueran presentados.
Notas:
1. Comisión: criminalisewar.org
via Rebelión
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