lunes, 28 de septiembre de 2015

México: asesinan a líder de búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos

Su cuerpo fue hallado dentro de un taxi en la ruta que une Ciudad de México con el aeropuerto de Acapulco.
10 AGO 2015 - 15:24

El cadáver de un líder de las autodefensas de México, abocado a la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre de 2014 y probablemente masacrados, fue encontrado este sábado en un taxi abandonado en una comunidad del estado de Guerrero (sur), informó la fiscalía regional.
Miguel Ángel Jiménez fue encontrado "sentado en el asiento del chofer de un taxi colectivo estacionado en la carretera que conecta a la Ciudad de México con el turístico puerto de Acapulco, a la altura del poblado de Xaltianguis", reportó la fiscalía del estado de Guerrero en un comunicado.
El activista, que fundó en 2013 un grupo de autodefensas en ese poblado ante el acoso de narcotraficantes, "pertenecía a la organización de la UPOEG (Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero) de la policía comunitaria", indicó la fiscalía.
Jiménez encabezó una comisión de la UPOEG de búsqueda de los 43 estudiantes de la escuela rural para maestros de la comunidad de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre de 2014, inmediatamente después de que policías corruptos y sicarios de un cartel de drogas local balearan los autobuses en los que se desplazaban por Iguala tras efectuar una colecta.
La fiscalía mexicana sostiene que el cártel Guerreros Unidos asesinó a los estudiantes porque los confundió con una agrupación criminal antagónica, aunque solo uno de ellos ha sido identificado mediante pruebas de ADN a restos humanos encontrados en un río de una región de Guerrero donde habrían sido calcinados.
La UPOEG se erigió en enero de 2013 como un grupo de autodefensa para hacer frente a los embates de narcotraficantes, una iniciativa que se replicó en el vecino estado de Michoacán, bastión del cártel Los Caballeros Templarios, señalados como los responsables de extorsiones, secuestros y asesinatos, y otras regiones.
Tras la detención y abatimiento de los cabecillas de ese cártel, que también operaba en Guerrero, el gobierno mexicano decidió disolver las autodefensas en mayo de 2014 para que sus miembros pasaran a formar parte de un nuevo cuerpo oficial de policía rural.
AFP

sábado, 26 de septiembre de 2015

“Algunos estudiantes de Ayotzinapa fueron quemados vivos”

Posted: 25 Sep 2015 11:36 AM PDT


El sacerdote Alejandro Solalinde, quien ofreció a esta agencia la primicia del primer testigo que le confesó la masacre de estudiantes de Ayotzinapa, hace un año en el estado de Guerrero, sur de México, ha reafirmado a Sputnik Nóvosti que “algunos alumnos fueron quemados, incluso vivos”.

“Después vienen otras personas para hablarme del tema; y el sexto testigo vuelve a decirme que algunos habían sido quemados, pero menciona cada vez más al Ejército, menciona además la participación de la Policía Federal; a mí me queda la duda, la inquietud de que en el destino final tiene que ver el Ejército”, enfatiza el religioso poco antes de abordar un vuelo hacia Nueva York, acompañado de familiares de los 43 alumnos desaparecidos con la intención de saludar al Papa Francisco en EEUU.

Solalinde, 70 años, Premio Nacional de Derechos Humanos 2014, recuerda que el primer testimonio lo recibió en la feria Internacional del Libro de la Ciudad de México, donde presentaba un libro sobre migrantes: “fue en octubre del año pasado, se me acercó una persona para saludar y tomarse una foto”, días después de los ataques contra los alumnos perpetrados la noche del 26 de septiembre y la madrugada siguiente en Iguala, Guerrero (220 km al sur).

“Entonces, de repente, aprovechando de que no había mucha gente allí me empezó a contar que a algunos de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa los habían quemado, y algunos incluso todavía vivos”, dice el religioso desde su teléfono móvil para recordar su primer testimonio a la luz de los nuevas investigaciones.

“El primer testigo me dijo que a los estudiantes los habían quemado, también me dijo que algunos estudiantes fueron obligados a subir a un alto, y que allí fueron golpeados, disparados e incinerados”, vuelve a recordar el religioso.

Ese testigo “me dijo que un grupo, no sé cuantos, fueron quemados, y no sé el lugar exacto, nunca me lo dijeron, pero fue lo que me dijeron, según este testimonio, habrían sido quemados”.

El cura católico sigue manteniendo en reserva el secreto de confesión: “no voy a decir ni el género ni la edad, hay mucha gente que sabe mucho más; pero no quieren decir más, hay mucho miedo, hay otras personas que saben cosas y no las dicen; y hay cosas que algunas autoridades saben y tampoco lo quieren decir”.

Para Solalinde el papel de la Policía Federal y el Ejército es la pieza que falta en el del rompecabezas.

“El segundo confidente, también de esa zona de la tragedia, me relata algo parecido; después vino un tercer confidente, con quien se hizo un video que se va a empezar a publicar, es un estudiante de primer año de magisterio”, prosigue el religioso galardonado por su trabajo con migrantes ilegales en el albergue Hermanos en el Camino, en Oaxaca.

“Con él nos vemos junto con otras personas en la Ciudad de México, y me cuenta sobre el primer ataque”, perpetrado por policías municipales de Iguala, Guerrero, (220 km al sur), contra los estudiantes que habían ocupado cinco autobuses para viajar a la capital mexicana, al aniversario de la masacre de universitarios del 2 de octubre de 1968.

“Él comienza a mencionar la presencia del Policía Federal y del Ejército mexicano; eso me alarmó, pero después no le di más importancia”, recuerda el religioso.

Solalinde afirma que sus nuevos cuestionamientos parten de cuatro informes: el primero del Centro de DDHH de la Montaña de Guerrero Tlalchinollán, el segundo del jesuita Centro de DDHH Agustín Pro; el tercero de la Comisión Nacional de DDHH (CNDH, Ombudsman federal); y el ultimo del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independiente de la Comisión Interamericana de DDHH.

“La principal conclusión de esos informes es que apuntan cada vez más al Ejercito, y los expertos piden que se investigue al menos a 10 elementos del ejército”, apunta.

“La pregunta que le tenemos que hacer al Gobierno es que si los forenses de Innsbruck (Austria), aseguran que los restos incinerados son de dos estudiantes, pero las investigaciones científicas niegan la posibilidad de hayan sido quemados en el basurero de Cocula (pueblo vecino de Iguala), entonces ¿de dónde los sacó, de un horno crematorio?”, interroga.

Por aquella entrevista con Sputnik Nóvosti, Solalinde fue llamado a testificar ante el entonces Procurador General, Jesús Murillo: el 23 de octubre acudió acompañado de la escritora Elena Poniatowska, Premio Cervantes de Literatura: “el exprocurador nos habló de 12 cuerpos que estaban siendo traídos a la Ciudad de México desde Iguala, de esos restos él nunca volvió a hablar. ¿Quiénes eran? Nunca se supo de eso, y somos testigos que nos lo dijo”.

El religioso preguntó al Procurador: “díganos Procurador qué pasó con los alumnos de Ayotzinapa; el movió la cabeza y trono los dientes: es muy sencillo es cuestión de narcotráfico”, les dijo Murillo.

“Fue un enfrentamiento entre dos mafias del estado de Guerrero: entre los Guerreros Unidos y Los Rojos”, insinuando que entre los estudiantes habría algún miembro de Los Rojos. Días después, ante la presión de los padres de familia, el Procurador retiró toda la posibilidad de esa hipótesis.

“La persona que me dijo que los quemaron, mencionó que se uso diesel, gasolina y algún combustible en algún lugar, entendí en ese momento que era un grupo pequeño, nunca que era un grupo grande, solo algunos” de los 43 desaparecidos.

Y resume la secuencia del rompecabezas: “para mí, de acuerdo a todos los dictámenes y testimonios de algunas víctimas, creo que los policías municipales los habrían entregado a policías federales y al Ejército, ellos deben dar la explicación sobre el destino final de los estudiantes”.

Archivado en: EL COMUNISTAMÉXICO
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viernes, 25 de septiembre de 2015

Israel shooting of Palestinian woman extrajudicial execution: Amnesty

Sat Sep 26, 2015 1:42AM
A photo released by the activist group Youth Against Settlements purportedly shows a soldier pointing a gun at Hadil Salah Hashlamoun, an 18-year-old Palestinian student who was left for about 30 minutes to bleed after being shot in al-Khalil, West Bank, September 22, 2015.
A photo released by the activist group Youth Against Settlements purportedly shows a soldier pointing a gun at Hadil Salah Hashlamoun, an 18-year-old Palestinian student who was left for about 30 minutes to bleed after being shot in al-Khalil, West Bank, September 22, 2015.
Amnesty International has censured the recent killing of a young Palestinian woman by the Tel Aviv regime's troops in the occupied West Bank, and described it as an illegal execution.
In a detailed public statement released on Friday, the rights group called the shooting death of the 18-year-old Hadil Salah Hashlamoun an “extrajudicial execution,” a prohibited act that constitutes crimes under international law.
The incident occurred on Tuesday morning at a checkpoint in al-Khalil (Hebron). A video published by PalMedia shows Israeli forces and settlers standing around, smiling and laughing in some cases, while the young woman bleeds to death.
Israeli regime accuses the victim of having a knife and posing a threat to the soldiers guarding the checkpoint, but the four-page statement -- based on interviews with two eyewitnesses -- refuted the claim.
“This account of events is contradicted by statements made by the two eyewitnesses interviewed by Amnesty International and photographs of the incident show Hashlamoun standing still,” adding that “even if Hashlamoun did have a knife, Israeli soldiers, who are protected with body armor and heavily equipped with advanced weapons, could have controlled the situation and arrested her without threatening her life”.
According to the report, Israeli soldiers warned her to “go back” in Hebrew, a language she did not understand. They also firmly rejected one of the witnesses’ offers to mediate between the two sides and translate the warning for her. The soldiers then shot her in the right knee and left heel before firing multiple times in her abdomen and chest.
The soldiers denied her any medical help, left her to bleed in the scene, and did not put her into an ambulance for 30 or 40 minutes after they had shot her. She finally died of multiple organ failure as a result of several gunshot wounds in a hospital in the Israeli-occupied Old City of al-Quds (Jerusalem).
The Israeli military claims that it has opened an investigation into the killing, but Amnesty’s statement says that “such internal investigations have consistently failed to identify those responsible for previous unlawful killings or to hold anyone accountable.”
The shocking death of Hashlamoun came hours after Israeli forces killed a young Palestinian man identified as Diyaa Abdulhalim Talahmah in the same area. The 21-year-old was killed during an overnight raid on the village of Khursa.

DDHH: EEUU y Europa han deportado a 60 mil colombianos en 4 años

Recientemente los medios privados internacionales, junto a la ultraderecha colombiana, han querido imponer la matriz de opinión que Venezuela viola los DDHH de los colombianos en su territorio, luego del cierre de frontera decretado por el Presidente Nicolás Maduro, para combatir el paramilitarismo y contrabando de extracción. Esto conllevó a la deportación de un poco más de mil ciudadanos neogranadinos que se encontraban de manera ilegal y envueltos en actividades ilícitas.
Tanto la ultraderecha internacional encabezada por Álvaro Uribe Vélez, como los medios afines al imperialismo, incluyendo algunas ONG e instituciones manejadas por Washington, han emprendido una campaña brutal en contra del Gobierno Bolivariano, por tomar la medida soberana de deportar de su territorio a personas que incurrieron en ilegalidades. Sin embargo, se ha dicho poco o nada de las deportaciones masivas emprendidas por los gobiernos estadounidense y europeos.
En los últimos cuatro años (2011-2015), según Juan Carlos Tanus, presidente de la Asociación de Colombianos en Venezuela, declaró que entre Estados Unidos y Europa se han deportado a 60 mil colombianos por diversas razones como racismo, ilegalidad, negación de visas, entre otros.
Deportados colombianos1

Historial de deportados

Entre los años 1999 y 2000 desde Miami, 7.144 colombianos que buscaron asilo en ese país fueron deportados a Colombia por las autoridades norteamericanas. Fuentes oficiales del consulado colombiano en Miami, señalaron que de cada diez individuos que entraban al país buscando asilo, tan solo tres lograban entrar.
De la misma manera, entre los años 2004-2006 el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia registró que desde Estados Unidos fueron deportados aproximadamente 193 mil colombianos, los cuales el 90% de ellos se encontraban ilegales en el país, de hecho la organización Colombian American Service Association (Casa) le ha prestado ayuda a los compatriotas colombianos ya que se han sentidos perseguidos y acosados por las autoridades de ese país.
Del otro lado del continente la situación para los colombianos pinta de la misma manera, en el año 2000 se registró un caso donde 30 colombianos se les negó la entrada a  Alemania y fueron deportados de vuelta a Colombia, este hecho ya es cotidiano en el aeropuerto de Frankfurt, donde los colombianos son maltratados y devueltos a su patria sin ninguna justificación.
Otro caso resaltante de colombianos deportados desde Europa es el de Angelica Rojas, mujer transexual colombiana que residía en la ciudad de Valencia, luego de haber escapado de Colombia para resguardar su vida e integridad física. Tras estar más de cuarenta días retenida en el Centro de Internamiento de Extranjeros en Valencia le fue negado el asilo como protección internacional. Este constituye uno de los casos más resaltantes por xenofobia por parte del Gobierno Español.

Venezuela y la cuarta

En Venezuela para los años de 1992 y 1993, durante la gestión de Antonio Ledezma en la Gobernación del Distrito Federal, se realizaron decenas jornadas de deportación de colombianos, quienes eran convocados de manera engañosa para una supuesta “legalización de su condición” y luego eran arrestados y trasladados en condiciones deplorables hasta el paso fronterizo de Táchira, donde eran obligados a caminar hasta territorio colombiano.
Estos hechos nunca fueron documentados oficialmente, por eso es que nunca procedieron las denuncias administrativas y judiciales.

El 20% de los habitantes de Venezuela nació en Colombia

Desde el año de 1999 los colombianos comenzaron a buscar en Venezuela además de una mejor calidad de vida , proteger sus vidas.
De la misma manera, según un informe de Acnur, avalado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) entre los años 2002-2010 en el territorio venezolano habían llegado 200.000 colombianos en calidad de refugiados. De estos, el 95%  fueron obligados a huir de sus tierras por persecuciones, amenazas de distintos grupos armados y situaciones de extrema violencia generalizada.
Segús datos oficiales revelados por el Gobierno Bolivariano, en Venezuela actualmente viven 5 millones 600 mil colombianos y colombianas, un poco más del 20% de la población nacional y lejos de ser maltratados, como vocifera la ultraderecha colombiana e internacional, los colombianos en Venezuela gozan de la misma inclusión y privilegios de un ciudadano venezolano. Una simple, pero significante prueba de la inclusión del pueblo neogranadino refugiado en el país, es que cerca del 25% de las familias que recibieron el beneficio de la Gran Misión Vivienda Venezuela, son de procedencia colombiana, de acuerdo a la Defensoría del Pueblo.

Cifras incluyentes

Desde los inicios del Gobierno Bolivariano en Venezuela, el Comandante Hugo Chávez siempre tuvo conciencia del conflicto histórico que estaba padeciendo el pueblo colombiano. Es por ello, que en el mismo año 1999 le propuso al expresidente neogranadino Andrés Pastrana, iniciar un diálogo abierto con las Farc, donde el mismo Comandante Chávez sería el mediador.
Entretanto, el Presidente Chávez siempre se preocupó por las condiciones de los colombianos que huían del paramilitarismo y narcotráfico, por eso desde el principio se les brindó refugio a quienes solicitaban asilo político. Sólo en el año 2004 se le otorgó documentación legal a unos 400 mil colombianos que se hallaban de manera irregular en territorio venezolano, a través del Plan de Regularización de Extranjeros.
Sin duda los colombianos han encontrado en Venezuela la paz y tranquilidad que Colombia no le ha podido brindar, debido al paramilitarismo y a la situación de extrema violencia que el país hermano en estos años no ha podido solventar.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

“El Ejército sabe dónde están los 43 normalistas; tiene cárceles clandestinas ocultas”: ex general Gallardo



México, 10 de septiembre 2015 (NOTIGODÍNEZ).- El General Brigadier en retiro del Ejército Mexicano, Francisco Gallardo Rodríguez, reiteró que el ataque a los 43 normalistas de Atyozinapa la noche del 26 de septiembre de 2014, fue una maniobra militar encaminada a proseguir con la “política” represora del actual régimen usurpador. Sin embargo, reveló que el Ejército sí dispone de cárceles clandestinas, aunque lo niegue, y que por lo tanto hay altas posibilidades de que los estudiantes estén vivos.
Durante la tercera mesa sobre tortura y ejecución extrajudicial que se lleva a cabo en el Colegio de México (Colmex), el ex general Gallardo participó en la charla “A un año de los hechos de Iguala” acompañado del doctor Lorenzo Meyer y familiares de Julio César Mondragón, normalista torturado, desollado y asesinado en aquellos hechos brutales.
Ahí, Gallardo aseguró que “hay cárceles clandestinas que el Ejército dice que no hay”, y que ha habido casos de personas encarceladas hasta por 30 años. De ahí, sostuvo que él ve la posibilidad de que los normalistas estén vivos.
El general retirado confirmó que los hechos en Ayotzinapa configuran plenamente un crimen de Estado, ya que Peña Nieto tuvo conocimiento en tiempo real de todo lo que estaba sucediendo, la policía de Guerrero está militarizada e incluso opera con un cuerpo de espionaje para “prevenir” rebeliones en esa tierra brava de nuestro país.
“El Ejército mexicano sabe perfectamente dónde están los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa”, agregó citado por el portal digital Sinembargo que dio cobertura a la conferencia. En ese sentido, Gallardo reiteró que en Guerrero hay cárceles y crematorios clandestinos del Ejército y que hay que seguir con la búsqueda en todos los rincones del Estado.
Recordó casos de personas “desaparecidas” que estuvieron encarceladas hasta por 20 o 30 años, por lo que él ve una posibilidad de que los normalistas estén vivos. Y puso en contexto documentos de inteligencia del Pentágono, que él mismo revisó, en los que se consigna que “la amenaza más grande que detectamos son los movimientos sociales”, por lo que la represión es una orden que viene de muy arriba.
Finalmente, el ex general Gallardo instó a los familiares de los normalistas a no quitar el dedo del renglón, seguir luchando y presionar a través de las instancias internacionales, pues “sí yo no tengo pruebas de que mi hijo está muerto, para mí está vivo”, concluyó.
A casi un año de ese brutal crimen de Estado usurpador por los peores delincuentes de este mundo, los familiares del joven normalista Julio César Mondragón, siguen clamando justicia. La justicia llegará, sí, cuando el pueblo decida levantarse y dejar de mantener a los criminales que cometen todas estas atrocidades. PARO NACIONAL 14 DE OCTUBRE.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Sin Palabras


“La fingida preocupación por los derechos humanos”, un ‘arma’ usada tanto por Bush como por Obama


Por RT
A Washington “le agradan los regímenes que abusan de los derechos humanos”, siempre y cuando “respeten lo que EE.UU. les dicta”, denuncia el periodista Glen Grenwald, que recupera unas palabras claras y explícitas de un alto cargo estadounidense que se expresó bajo anonimato y que resumen la esencia de la política exterior de Washington.
Las “iluminadoras” palabras de un alto cargo estadounidense que se expresó en su día bajo anonimato reflejan para el periodista Glen Grenwald la esencia de la política estadounidense, según escribe en The Intercept.
Dichas palabras aparecieron en un texto del diario ‘The Washington Post‘ en 2013, y fueron recordadas por otro periodista, Jon Schwarz, en un artículo.
El texto original abordaba la cooperación con régimenes africanos, como el de Níger o Etiopía, que violan los derechos humanos, tanto por parte de la Administración del presidente estadounidense anterior, George Bush, como por parte de su sucesor, Barack Obama. 
A cambio del permiso para usar sus drones en territorios de estos países, EE.UU. hace caso omiso a los abusos de derechos humanos en ellos, decía la fuente.
“Los países que cooperan con nosotros obtienen al menos el paso libre, mientras que a otros países que no cooperan los jodemos como mejor podemos”, dijo bajo condición de anonimato el alto cargo dedicado a cuestiones de África. 
Según él, esta política pasó “casi sin fisuras” de Bush a Obama. 
En este sentido, el “paso libre” significa “el apoyo pasivo o activo” de EE.UU., mientras que los régimenes que no cooperan con EE.UU. reciben “el castigo por desobediencia”, comenta Greenwald.
Estas palabras explican la esencia de “las fingidas preocupaciones de EE.UU. ante los abusos de derechos humanos”, que “nunca son verdaderas”, pues no son más que “un arma explotada cínicamente por EE.UU. para avanzar con sus intereses”, afirma Greenwald. 
En realidad a EE.UU“le agradan los regímenes 
que abusan de los derechos humanos”, siempre y
cuando “respeten los que EE.UU. les dicta”, subraya.
No obstante, recuerda el periodista, esto “no es nada nuevo“, y sorprende que la gente lo olvide cuando EE.UU. emprende alguna nueva “guerra humanitaria” en contra de un “dictador” o “grupo terrorista”. 
Todo esto explica por qué la participación de EE.UU. en tales “guerras humanitarias” contra la violación de derechos humanos se limita a bombardeos, como pasó, por ejemplo, en Libia, recuerda Greenwald.
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viernes, 18 de septiembre de 2015

En fotos el drama de Ureña: Las escalofriantes historias de niños desaparecidos por paramilitares

  • Jueves, 17 Septiembre 2015 19:10
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En un trabajo de investigación realizado por el equipo de Telesur, la periodista Madelein García narró a través de su cuenta en Twitter, la historia de los familiares de los desaparecidos de Ureña que las autoridades han contabilizado ya en más de 60 jóvenes y niños.

En una serie de tuits, la comunicadora relató la historia que llamó “El camino de las voces inocentes”, un tema delicado y escalofriante que tocó la realidad de nuestro país tras el descubrimiento en mayo pasado de una fosa común en esa localidad del estado Táchira.

Algunos nombres de desaparecidos, que se presume fueron ejecutados y arrojados a la fosa común por haberse negado a ser reclutados, son:

1 - Wilfredo Alfredo Vásquez, de 24 años, desapareció el 11 de junio de 2014, tras haber salido de su casa para una consulta médica.

2 – Sergio Parra, de 15 años, desapareció el 16 de junio de 2014.

3 – Nelson Sandoval, de 20 años, desapareció el 16 de junio de 2014.

Asimismo, el paramilitar Wilkin Alexander Roa, alias “Cara e Niño”, a quienes los familiares responsabilizan por la desaparición de sus hijos, se entregó a las autoridades colombianas una vez que el Gobierno Nacional tomó la decisión de cerrar el paso fronterizo colombo-venezolano y decretar el Estado de Excepción en Ureña.

A continuación le dejamos el video del reportaje caliente que narra lo sucedido en Ureña y también aquí les presentaremos a continuación los mensajes escritos por García, en la secuencia en que ella narró su investigación:

(LaIguana.TV)

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Colombia: Hace 11 años un “falso positivo” acabó con Alfredo Correa De Andreis


“El aparato Estatal (DAS) le fabricó un montaje para hacerlo ver como subversivo y el ilegal (AUC) ejecutó a un falso guerrillero”, concluyó la Corte Suprema cuando condenó a Jorge Noguera.
Jorge Mariano Rodríguez
El homicidio del Sociólogo Alfredo Correa De Andreis fue un típico caso de “falso positivo”, montado desde los organismos de seguridad del Estado más el apoyo de un aparato judicial puesto al servicio de las organizaciones al margen de la Ley.
Por eso, el asesinato de Correa, ocurrido la tarde del 17 de septiembre de 2004, estremeció a una sociedad angustiada por el grave accionar del paramilitarismo que sembraba el terror por todos los sectores de la Costa Caribe, con crímenes colectivos y selectivos.
El caso de Alfredo Correa De Andreis concentró la atención de la opinión pública nacional debido a la forma sistemática como se hizo un montaje para acusarlo y detenerlo como supuesto colaborador de las Farc.
Montaje en el cual participó activamente la Dirección Seccional del DAS en el departamento de Bolívar, así como  la Fiscalía 33 de Cartagena y los jueces que tuvieron conocimiento del caso. Lo más grave del hecho fue que todo surgió de una componenda que involucró al entonces Director Nacional del DAS, Jorge Noguera Cotes, y su equipo cercano de inteligencia, con quien fungía como jefe del Bloque Norte de las AUC, Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”.
Es decir, el máximo organismo de inteligencia del Estado al servicio de las organizaciones criminales.
Las pruebas de la defensa demostraron y desvirtuaron todas las acusaciones formuladas contra Correa De Andreis, quedando en evidencia la utilización de los falsos testigos que entregaron las versiones en contra del reconocido Sociólogo costeño, quien gozaba de gran reconocimiento en las aulas universitarias donde se desempeñaba como catedrático.
Con el montaje, Alfredo Correa fue detenido el 17 de junio de 2004 y dejado en libertad el 15 de julio del mismo año, por falta de pruebas.
Sin embargo, la libertad que le fue decretada produjo más problemas que tranquilidad, tanto para Alfredo como su núcleo familiar.
El temor por su vida y la de sus familiares se apoderó de Alfredo Correa. El presentimiento de algo malo contra su integridad lo hizo saber al entonces Presidente Alvaro Uribe Vélez, en sendas cartas que le dirigió los días 20 y 29 de junio. Pero sus súplicas no fueron atendidas por el mandatario de la época, algo similar como lo ocurrido con el Alcalde de El Roble (Sucre), Eudaldo Díaz, quien finalmente fue asesinado, siendo condenado el exgobernador Salvador Arana Sus como determinador.
Con Correa sucedió lo mismo. La falsa e injusta acusación del delito de Rebelión prácticamente le puso la lápida. A los dos meses de recuperar la libertad, las balas criminales acabaron con su vida, cerca al lugar de su residencia. También resultó muerto su escolta Edelberto Ochoa Martínez.
En la misma ejecución del homicidio también quedó evidenciado el apoyo desde la Estación El Prado, de la Policía, a cuyo cargo estaba la seguridad en la jurisdicción donde asesinaron a Correa, y desde donde se habría coordinado dejar libre la zona para facilitar el accionar de los criminales. Además,  el CAI del Tomás Arrieta, cuyo turno sacó a relucir la excusa de que no pudieron atender a tiempo el caso porque las motocicletas estaban sin gasolina.
En el caso de Correa, bien vale la pena recordar un aparte de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia cuando declaró a Jorge Noguera Cotes como autor mediato de la muerte del Sociólogo costeño: “En medio de dos aparatos organizados de poder se encontraba Alfredo Correa De Andreis: uno Estatal -el Departamento Administrativo de Seguridad-, en cuya cúpula se encontraba Jorge Aurelio Noguera Cotes, y otro ilegal –el Bloque Norte de las Autodefensas- comandado por Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”. Mientras el primero a través de sus funciones de inteligencia y de Policía Judicial, fabricó un montaje para hacerlo ver como subversivo, el segundo ejecutó a un falso guerrillero”.
Nota relacionada:
10 años después: eslabones perdidos en homicidio de Alfredo Correa y su escolta

El general Freddy Padilla de León sale de la embajada en Austria por acusaciones de falsos positivos

Este es el dossier que señala al General de haber participado en crímenes que internacionalmente se consideran de lesa humanidad. 

Por: octubre 04, 2013
El general Freddy Padilla de León sale de la embajada en Austria por acusaciones de falsos positivos

El General en retiro Freddy Padilla de León,  quien fue comandante de las Fuerzas Militares durante el periodo (Agosto de 2006 a Agosto de 2010) y Ministro de Defensa encargado durante el segundo periodo del gobierno de Álvaro Uribe, presento su renuncia a raíz de este informe elaborado por el European Center For Constitutional And Human Rights.- Centro Europeo para la Constitución y los Derechos Humanos -. Este centro de investigación, con gran prestigio en Europa, hizo llegar el informe a las cancillerías de Croacia, Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, República Checa,  Hungría y a la Oficina de las Naciones Unidas en Viena, a mediados del pasado mes de Agosto de 2013.
El señalamiento por su presunta responsabilidad en casos de falsos positivos ejecutados por algunos miembros de las fuerzas militares forzaron la decisión de retiro de la embajada por parte del general. La presión internacional es grande.
Wolfgang Kaleck, secretario general de dicha comisión, le pide a la Cancillería de Austria declararlo como persona no grata, retirarle su investidura diplomática y a abrir las investigaciones a que haya lugar. Este es el informe que tiene enredado al General Freddy Padilla que se retiro del cargo y quien como comandante de las fuerzas militares fue muy alabado en Colombia:
1) Introducción
Desde el 18 de octubre de 2010 el ex Comandante General de las Fuerzas Armadas de Colombia, el General Freddy José Padilla de León, ha sido el Embajador de Colombia en Austria. Se le acusa de llevar la responsabilidad de numerosos crímenes internacionales cometidos por los militares.
Por más de 40 años, Colombia se ha visto afectada por un conflicto armado que ha cobrado más de 200.000 vidas. Los principales actores en el conflicto del lado del Estado colombiano son la policía, las fuerzas armadas y la ya desaparecida agencia nacional de inteligencia Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). A estos se suman una serie de grupos paramilitares derechistas, que hasta hace pocos años se combinaron bajo el paraguas de la organización Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En el otro lado del conflicto son los grupos guerrilleros de izquierda, en particular las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).1 General Freddy Padilla es sospechoso de ser penalmente responsable de los extensos crímenes internacionales cometidos contra la población civil, en particular en el contexto de las ejecuciones extrajudiciales en el escándalo de los “falsos positivos”. El término “falsos positivos” se refiere a una serie de asesinatos de civiles que fueron falsamente presentados deliberadamente como guerrilleros muertos en combate. Hubo también numerosos crímenes contra sindicalistas y defensores de derechos humanos cometidos en el marco temporal durante el cual el General Padilla estaba al cargo y existen indicios concretos de que él es reponsable de los asesinatos cometidos en el marco de una masacre paramilitar. El ECCHR ha seguido el conflicto en Colombia durante varios años y ha presentado en repetidas ocasiones demandas legales en contra de los responsables de los crímenes internacionales cometidos durante el curso de la violencia para que éstos sean llevados ante la justicia. En octubre del 2012 el ECCHR presentó una comunicación ante la Oficina de la Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya. La comunicación pretendía persuadir a la CPI para tomar medidas respecto a la violencia sistemática de la que son víctimas los defensores de derechos humanos y en particular contra los sindicalistas en Colombia, inclusivo respecto General Freddy Padilla.
Los actos cometidos por Padilla constituyen crímenes internacionales bajo el derecho internacional así como bajo el marco jurídico del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (el Estatuto de la CPI) los cuales deben ser enjuiciados por cualquier estado. Esta obligación ya se deriva de la Convención de Ginebra, que impone a los Estados miembros a enjuiciar a las personas responsables de graves violaciones o a extraditarlos a un Estado si no están dispuestos a procesarlo por los delitos que se le imputan2. El mismo principio se aplica a los casos de tortura o trato inhumano de conformidad con la Convención de la ONU contra la Tortura.3 Por lo tanto, de acuerdo al principio de complementariedad establecido en el Estatuto de la CPI, los estados que son parte del Estatuto – incluyendo el estado en que se cometió el delito, el estado del cual el acusado tiene la nacionalidad, y estados terceros con jurisdicción sobre los crímenes – deben iniciar acciones penales en el caso de que se hubiesen cometido crímenes internacionales4. El ECCHR dirige este dossier y las exigencias aquí mencionadas al Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria, ya que la supuesta inmunidad diplomática que actualmente goza Padilla está impidiendo el inicio de investigaciones penales en este caso. Sin embargo, no se debe permitir que Europa actúe como un refugio seguro para criminales de guerra.
El ECCHR pide al gobierno austriaco tomar en serio las acusaciones de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad lanzadas contra el General Padilla, así como su responsabilidad penal individual por los crímenes alegados. Con el fin de cumplir con sus obligaciones en virtud del derecho internacional, el gobierno debe tomar medidas mediante la revocación de la visa diplomática del General Freddy Padilla y declararlo persona non grata en conformidad con el artículo 9 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.5 Asimismo, el gobierno y las autoridades judiciales competentes deberían considerar seriamente a los procedimientos de investigación en relación con los presuntos crímenes cometidos en Colombia y deberían seguir investigando la evidencia presentada en las páginas siguientes.
2) Freddy José Padilla de León – Detalles Personales
Freddy José Padilla de León, nacido el 10 de octubre de 1948 en Montería, Córdoba, Colombia, es un General de las Fuerzas Armadas de Colombia retirado.6 Desde el 18 de octubre de 2010 él es el Embajador de Colombia en Austria así como el Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas en Viena.7 Bajo esta función, también está acreditado como Embajador en Croacia, Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, República Checa y Hungría.8 Asimismo, también sirve como Representante Permanente en varios programas de las Naciones Unidas en Viena, por ejemplo, el Organismo Internacional de Energía Atómica y la Agencia de la Energía Nuclear, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
Desde 1966 al 2010, el General Freddy Padilla fue un miembro de las fuerzas armadas de Colombia. A partir del 7 de agosto de 2009 tiene el rango de General de cuatro estrellas, que en Colombia se concede en raras ocasiones.10 Durante el 23 de mayo al 7 de agosto de 2009, sirvió como Ministro de Defensa interino de la República de Colombia11 y como tal ejercía el segundo lugar en la cadena de mando militar, respondiendo sólo ante el Presidente.
Durante su tiempo en el ejército el General Freddy Padilla ejerció las siguientes posiciones de liderazgo
a. Comandante General de las Fuerzas Militares (agosto de 2006 a agosto de 2010)
El General Freddy Padilla fue Comandante General de las Fuerzas Militares Colombianas desde el 15 de agosto de 2006 hasta el 6 de agosto de 2010.14 Como Comandante General, todos los soldados del Ejército Nacional de Colombia, de la Armada de la República de Colombia y de la Fuerza Aérea Colombiana estaban subordinados a Padilla.15 En Colombia, el Comandante General de las Fuerzas Militares es la unidad más alta de planeamiento y estrategia de todas las instituciones militares.16 Como tal, al General Freddy Padilla se le encargó la protección de los derechos humanos por las Fuerzas Militares colombianas y, correspondientemente, emitió varias directivas sobre esta materia.17
b. Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares (noviembre de 2003 a agosto de 2006)
Desde el 19 de noviembre de 2003 hasta el 15 de agosto de 2006 el General Freddy Padilla fue el Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares.18 Esta posición está directamente debajo del Comandante General de las Fuerzas Militares en la cadena de mando militar.19 De acuerdo al artículo 5 del Decreto Presidencia No. 835 desde el 1951, el Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares es responsable por la preparación y el desarrollo técnico y estratégico de las operaciones militares.
c. Inspector General del Ejército (agosto de 2002 a noviembre de 2003)
Desde el 24 de agosto de 2002 hasta el 18 de noviembre de 2003 el General Freddy Padilla sirvió como Inspector General del Ejército. Este cargo está posicionado directamente después del Jefe de Estado Mayor Conjunto en la cadena de mando.21 De acuerdo con el artículo 14 de la Ley No. 102 de 1944, las responsabilidades del Inspector General del Ejército incluyen el control y el monitoreo de la administración interna, la disciplina así como la educación y el entrenamiento dentro del ejército
d. Cargos previos
En 2002, el General Freddy Padilla ejerció brevemente de manera interina como Jefe de Operaciones del Ejército y estaba directamente subordinado al Inspector General del Ejército en la cadena de mando.23 Desde el año 2001 al año 2002, el General Freddy Padilla fue comandante de la quinta división del ejército, la cual abarca los Departamentos de Cundinamarca, Huila, Tolima y Quindío. Anteriormente, Padilla ejerció como comandante de diversas brigadas: a partir del año 1998 hasta el año 2000 mantuvo el cargo de la Segunda Brigada en los Departamentos del Atlántico, Magdalena y Sur de Bolívar y el cargo de la Séptima Brigada en 1998 en Villavicencio en el Departamento de Meta.24

3) Los Casos de Ejecuciones Extrajudiciales
Existen serios indicios de que el General Freddy Padilla es responsable de casos de ejecuciones extrajudiciales, los denominados “falsos positivos”, los cuales aumentaron su frecuencia durante su tiempo en los cargos de Inspector General, Jefe Mayor Conjunto y Comandante General de las Fuerzas Militares (abarcando desde el año 2002 al año 2010).
a. Definición y Fondo
El término “falso positivo” se usa para referirse a la serie de asesinatos de civiles colombianos realizados indiscriminadamente por soldados del ejército colombiano durante el conflicto armado en el país, cuyos cadáveres eran después presentados como los cuerpos de guerrilleros para así aumentar el conteo de cuerpos y asegurarse ciertos beneficios, como promociones. Todas las víctimas encajaban en el mismo perfil: hombres jóvenes, en su mayoría de las zonas rurales más pobres. El modus operandi fue generalmente el siguiente: las víctimas eran atraídas con ofertas de trabajo o arbitrariamente detenidas y llevadas a áreas remotas donde las guerrillas habían típicamente luchado. Allí, las víctimas recibieron disparos, vestidas como guerrilleros y posteriormente registradas como muertas en combate.
El marco temporal de muchas de estas ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo por el ejército en Colombia se produjeron durante el período de tiempo durante el cual el General Freddy Padilla ocupó los cargos más altos dentro de las fuerzas militares colombianas. Los homicidios de Soacha son un ejemplo emblemático de un caso de “falsos positivos” los cuales se produjeron durante el periodo en el que Padilla ejerció como Comandante General del Ejército (15 de agosto de 2006 al 6 de agosto de 2010). Entre diciembre de 2007 y agosto de 2008, al menos 16 jóvenes fueron asesinados en la región de Soacha, Departamento de Cundinamarca. Todos fueron posteriormente registrados como muertos en combate de la mano de las tropas del Batallón de Francisco de Paula Santander, también conocido como la Brigada Móvil 15. En agosto de 2008, debido a la presión pública ejercida por las familias de los muertos, se encontraron los cadáveres de los hombres a 700 kilómetros de distancia de Soacha, en una fosa común en Ocaña, Departamento de Norte de Santander, donde habían sido enterrados como criminales, paramilitares o guerrilleros.26 Tras una gran presión pública e internacional el gobierno colombiano bajo el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez se vio obligado a establecer diversas medidas que ulteriormente redujeron el número de casos de “falsos positivos” en Colombia.
Entre 2002 y 2008, los casos de ejecuciones extrajudiciales en Colombia adquirieron características particulares, un patrón claro y un alto grado de estructura y organización, en comparación con los casos anteriores.28 Entre 1996 y 2001, hubo un total de 664 casos probados de ejecuciones extrajudiciales; entre 2002 y 2008, esta cifra se elevó a un total de 3.345.29 Dentro de los militares había una presión extrema de obtener “resultados positivos”, los cuales se calculaban contando el número de “enemigos” muertos.30 Esto se intensificó con la introducción de directrices militares en 2005 y 2006, que establecieron normas para un sistema de incentivos del cual se podían beneficiar los miembros de las fuerzas armadas y sus informantes.31 Después de que estas directrices entraran en vigor, el número de denuncias contra los militares relacionadas con ejecuciones extrajudiciales aumentó de 73 en 2005 a más de 122 en 2006 y 245 en 2007.  Esta presión saltó a la luz a más tardar en 2006, cuando algunos miembros del ejército describieron la “tortura psicológica” a la que fueron expuestos de manera continua con el fin de producir resultados todos los días.33 Un ex-asesor del Ministro de Defensa habló de estar bajo una “insaciable presión” para proporcionar evidencia de asesinatos del enemigo. Por ello, se dijo que era probable que no todos los enemigos asesinados fueran “hombres con fusil”.34 De acuerdo con un ex-asesor de seguridad un sistema de evaluación problemático se implementó dentro del ejército: “recompensas se les dio demasiado – y en ocasiones exclusivamente – por el asesinato de los enemigos mientras que las fallas operacionales fueron castigados en exceso. La consecuencia: una tendencia a producir éxitos número de muertos sin asumir ningún riesgo, sin exponerse demasiado – o no – con el riesgo de fracaso. El resultado: los civiles indefensos que parecen estar muertos en batallas que nunca existieron”
Hay indicios concretos de que las ejecuciones no eran solamente actos cometidos por los soldados de bajo rango en el ejército colombiano de manera individual, sino fomentadas por un alto grado de organización y coordinación a través de documentos militares oficiales falsificados e instrucciones que venían de oficiales de alto rango.36 La responsabilidad penal individual del General Padilla en la cadena de mando como miembro de alto rango de las fuerzas militares se examina en profundidad más adelante en el capítulo 3) c. Los casos de “falsos positivos” fueron cometidos de manera sistemática a pesar de que hayan ocurrido, en parte, en diferentes regiones y bajo diferentes comandantes, quiénes en cualquier caso tendrían que haber informado al mismo Comando Central. El patrón se puede observar haciendo referencia a dos criterios: el perfil consistente de las víctimas y los métodos a los que los militares recurrieron de manera constante. Los testimonios de los militares dan fe de que existía un alto grado de coordinación y preparación en lo referente a las operaciones militares lo cual sugiere que los actos eran parte de un plan intencionado.37
Philip Alston, ex-Relator Especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, llegó a la misma conclusión tras visitar Colombia en junio de 2009, cuando criticó fuertemente el sistema de recompensas por el asesinato de los opositores introducido por el ejército colombiano, que según sus investigaciones dio lugar a la alta tasa de “falsos positivos”. Hizo hincapié en la ausencia fundamental de un régimen de responsabilidad y en los problemas que existían en todos los niveles del proceso disciplinario y de investigación interno en el ejército.38 En su posterior informe al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el Relator Especial de la ONU hizo notar que los casos de “falsos positivos” no eran simplemente hechos aislados, sino ocurrían en diferentes partes del país y bajo diversas unidades militares. También informó de que el sistema de recompensa interno de los militares ha contribuido en gran medida a este desarrollo.
Hasta la fecha no se han presentado cargos contra los generales del Ejército de Colombia en relación con los “falsos positivos”. Todas las investigaciones realizadas hasta la fecha se refieren exclusivamente a los soldados de menor rango, cuyos casos se están realizando de forma individual y sin ninguna investigación de una conexión global o de las estructuras de mando involucradas.40 Por esta razón, los casos de “falsos positivos” son fundamentales para los exámenes preliminares que se están llevando a cabo por la Oficina de la Fiscal de la CPI en relación con Colombia.41 Los procedimientos instigados contra el General Freddy Padilla, en junio de 2010 por las autoridades judiciales colombianas fueron desestimados por las propias autoridades como meras formalidades, y no produjeron ningún resultado.42 Esto realza el enfoque totalmente inadecuado de las autoridades colombianas del orden público en relación con las denuncias contra miembros del ejército o políticos, que están o estuvieron trabajando en las posiciones más altas del estado.
b. Los casos de ejecuciones extrajudiciales (“falsos positivos”) como crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra
Los casos de “falsos positivos” cualifican como crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra ya que cumplen todos los requisitos dispuestos para ambas categorías en el Estatuto de la CPI, el cual se basa en gran medida en el derecho internacional consuetudinario.
En virtud del artículo 8 (2)(c)(i) del Estatuto de la CPI, los crímenes de guerra en los conflictos armados de carácter no internacional incluyen violaciones del artículo 3 común de los Convenios de Ginebra – el cual protege a las personas que non participan directamente en las hostilidades – como la violencia a la vida y a la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles y la tortura.43 Las víctimas de los “falsos positivos” eran civiles que no tenían un papel en las hostilidades y que estaban protegidos por el derecho internacional humanitario. La muerte de estas personas constituye un crímen de guerra según el Estatuto de la CPI así como el derecho internacional consuetudinario.
Bajo el artículo 7(1) del Estatuto de la CPI, los crímenes contra la humanidad incluyen el asesinato de personas en el contexto de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil. El gran número de delitos cometidos contra civiles en Colombia no deja ninguna duda de que un ataque se llevó a cabo contra la población civil, basándose en particular en la doctrina de seguridad nacional implementada por el gobierno de Uribe, que, entre otras cosas, consideraba a la población civil como posibles simpatizantes del los grupos guerrilleros y por lo tanto como enemigos internos legalmente. En la base de este ataque es una política de Estado que fomentó estos crímenes, delitos que no se produjeron de forma aislada sino que se siguen ciertas pautas.44 Los actos de “falsos positivos” se cometieron de manera sistemática. Asimismo, las 3.345 ejecuciones extrajudiciales, como se mencionó anteriormente, que se produjeron entre 2002 y 2008 muestran la naturaleza generalizada de estos crímenes. Los casos fueron calificados como “un fenómeno general” en un informe realizado para el embajador de los EE.UU. William Brownfield por el General Carlos Suárez, quién se le había encomendado la labor de llevar a cabo una investigación interna sobre los casos. Incluso el General Freddy Padilla hizo un llamamiento a que el eufemismo de “falsos positivos” no fuese utilizado más, y a que los los delitos fueran llamados lo que eran: “homicidios de personas protegidas”.45
El 31 de julio de 2013, durante un procedimiento contra dos miembros del ejército, un tribunal penal colombiano también calificó las ejecuciones extrajudiciales de los casos de “falsos positivos” como crímenes de lesa humanidad.
c. La responsabilidad de Padilla por los casos de ejecuciones extrajudiciales de los “falsos positivos”, de conformidad con el concepto de responsabilidad del mando bajo el artículo 28(a) del Estatuto de la CPI
La práctica de las ejecuciones extrajudiciales en el contexto de los “falsos positivos” parece ser una política del entonces gobierno colombiano y del ejército, la cual ha sido puesta en práctica desde la autoridad más alta hacia el soldado de ejecución. La responsabilidad penal de las personas de alto rango con respecto a la ejecución de la política de “falsos positivos” se puede determinar en varios niveles, por lo que es indispensable que se lleven a cabo investigaciones independientes y eficaces en este respecto. Hay indicios importantes que sugieren que el General Freddy Padilla es al menos penalmente responsable de conformidad con el concepto de responsabilidad del mando bajo el artículo 28 del Estatuto de la CPI en relación con los casos de “falsos positivos” que se produjeron durante su tiempo en el cargo en el ejército como Inspector General, Jefe de Estado Mayor y Comandante General de las Fuerzas Militares. Esto es debido a que, como comandante militar y superior de los soldados que llevan a cabo los asesinatos de civiles que ha servido durante muchos años puede ser responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos por las tropas bajo su mando durante su tiempo en el cargo. A fin de establecer la responsabilidad penal por delitos contra el derecho internacional en virtud del artículo 28(a) del Estatuto de la CPI, los siguientes criterios deben cumplirse:
(1) El sospechoso debe ser un jefe militar o una persona que actúe efectivamente como jefe militar;
(2) El sospechoso debe tener el control y mando de manera efectiva o la autoridad sobre las tropas militares que cometieron los crímenes;
(3) El sospechoso debe fracasar al tomar todas las medidas necesarias y razonables a su alcance para prevenir o reprimir la comisión de los hechos o al poner el asunto en conocimiento de las autoridades competentes para su investigación y enjuiciamiento;
(4) Los crímenes de los soldados subordinados deben ser el resultado de la incapacidad del sospechoso de ejercer adecuadamente el control sobre dichas fuerzas;
(5) El sospechoso debe haber sabido o, en razón de las circunstancias del momento, hubiera debido saber que las fuerzas estaban cometiendo o se proponían cometer tales crímenes.
Como Comandante General de las Fuerzas Militares y como Jefe de Estado Mayor Conjunto, el General Freddy Padilla era un comandante militar (1).
Asimismo, el General Freddy Padilla tenía el mando real y el control de las tropas que cometieron los asesinatos de civiles (2).47 Debido a la naturaleza centralizada del Ejército de Colombia, el Comandante General de las Fuerzas Armadas, que entre 2006 y 2010 fue el cargo que ocupó Padilla, tiene mando directo sobre cada soldado individual y está obligado a tomar medidas disciplinarias en el caso de violaciones Durante su época como Comandante General de las Fuerzas Armadas, Padilla recibió muchas alabanzas de carácter público a raíz de las exitosas operaciones militares a gran escala contra las FARC que se realizaron durante esa época. Tal reconocimiento es una indicación de su poder así como del alcance de su mando durante su tiempo como Comandante General de las Fuerzas Armadas.50
No parece que el General Padilla tomó todas las medidas a su disposición para prevenir la comisión de estos delitos: a pesar de su capacidad de mando directo sobre sus subordinados, no impidió estos actos ni refirió los casos a las autoridades pertinentes una vez que estos fueron cometidos. El General Freddy Padilla debió haber comenzado a examinar los informes sobre los ya mencionados alegados asesinatos de guerrilleros antes y debió así mismo haber ejercido más fuerza para que persiguiera efectivamente a las personas responsables por los crímenes. El problema de los falsos éxitos militares fue conocido, a más tardar, en el otoño de 2006.51 Así mismo, la causa de este problema, es decir, en particular, la alta presión que sufrían los soldados de obtener resultados positivos, también era de conocimiento pública.52 Por ende, el General Freddy Padilla debió haber tomado medidas adecuadas como respuesta. En cambio, en noviembre de 2007, en su calidad de Comandante General de las Fuerzas Militares, emitió una directiva ajustando cómo se debe medir el éxito de las operaciones militares en respuesta al supuesto cambio de estrategia que habían implementado los grupos armados ilegales quienes estaban en aquel momento, de acuerdo a lo que se hizo notar, operando en pequeños grupos y vestidos de civil. Por consiguiente, se que las muertes en combate sean cuestionadas o denunciadas como „homicidio en persona protegida‟ (…) Evitar ofrecer la oportunidad jurídica y política a los grupos armados ilegales, que con esas denuncias pretenden deslegitimar la acción de las Fuerzas Militares.”, argumentó que dicho cambio de estrategia por parte del ejército es necesario para prevenir los homicidios en el curso de las hostilidades que estaban clasificados como homicidios de personas protegidas bajo el derecho humanitario y que no se podía permitir que los grupos armados ilegales que estaban socavando la legitimidad de los militares hicieran uso de esta oportunidad legal y política.54 Estas observaciones – que pretendían justificar las ejecuciones extrajudiciales y estigmatizar a la población civil, así como los defensores de los derechos humanos que actúan en su nombre – son incompatibles con la retórica de los derechos humanos profesada por el gobierno. El fracaso del General Freddy Padilla de ejercer adecuadamente la supervisión requerida dio lugar a que sus subordinados cometieran crímenes (4) los cuales se podrían haber evitado de haber éste ejercido una supervisión adecuada. Asimismo, es necesario iniciar investigaciones penales efectivas para determinar si el General Padilla ha así mismo ejercido una función activa en la aplicación de la política de asesinatos extrajudiciales.
El General Freddy Padilla sabía o, debido a las circunstancias en ese momento, debería haber sabido que sus subordinados estaban cometiendo o pretendían cometer esos delitos, ya que, como se ha demostrado, el asesinato extrajudicial de civiles a manos de miembros de las fuerzas armadas era una práctica generalizada (5). Es dificilmente posible que Padilla, como Comandante General de las Fuerzas Militares, ignorara los crímenes dado a los diferentes informes sobre los crímenes presentados por los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales y organizaciones internacionales. El Comandante General también envió un delegado a las reuniones mensuales del “Comité de Supervisión Técnica”, el cual fue establecido por la Directiva 029 (2005) y controla la asignación de recompensas a los miembros de las fuerzas armadas que hayan llevado a cabo ataques contra miembros de la oposición con éxito como parte de la “Política de Seguridad Democrática”.55
El 20 de noviembre de 2007, el Comando General de las Fuerzas Militares al cargo de Padilla emitió la directiva No. 388-28, que tenía el propósito de favorecer la detención de los enemigos del ejército en vez de su asesinato. Sin embargo, en la práctica, esta directiva no tuvo impacto alguno; de hecho, a partir del año 2008, la práctica de las ejecuciones extrajudiciales continuó sin cambios.56
La gravedad y el carácter generalizado de los casos de “falsos positivos” conllevan a que no podría haber ocurrido sin el conocimiento de los mandos militares superiores, en los que se encuentra Padilla. En 2006 y 2007, durante el periodo en el que Padilla fue Comandante General, se presentaron 122 y 245 quejas contra los militares, respectivamente, en relación con las ejecuciones extrajudiciales. Asimismo, desde el año 2005, los casos de “falsos positivos” se han venido presentado regularmente en los informes del Relator Especial de las Naciones Unidas.57 Sin embargo, los comandantes de rango superior de las brigadas y las divisiones responsables de la mayoría de los casos de “falsos positivos” fueron promovidos sistemáticamente. Asimismo, cuando la población presentó denuncias de ejecuciones extrajudiciales, las investigaciones no se iniciaron contra los comandantes pertinentes; por el contrario, los comandantes recibieron recompensas de sus superiores en forma de promociones
4) Indicios de más crímenes internacionales
Aparte de los casos de “falsos positivos”, el General Freddy Padilla también puede ser responsable de más crímenes internacionales: por la persecución y el asesinato de sindicalistas a mano del ejército y por una masacre paramilitar contra la población civil en 1998, que, a pesar de las solicitudes de ayuda efectuadas por la población civil, no impidió.
a. Crímenes de lesa humanidad contra sindicalistas
El General Freddy Padilla fue Comandante General o Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares durante el periodo en el que se llevaron a cabo muchos asesinatos de sindicalistas y, por tanto, puede ser responsable como superior por estos crímenes. Colombia es uno de los países más peligrosos – si no el más peligroso – para los sindicalistas; entre 1986 y 2012, 2.927 de ellos fueron asesinados.59 La gran mayoría de estos actos se atribuyen a los paramilitares y las fuerzas de seguridad del Estado. También hay una muy alta tasa de impunidad de estos crímenes. Colombia no está dispuesto o es incapaz de proporcionar una protección efectiva a los sindicalistas ni de investigar y enjuiciar a los responsables de los crímenes cometidos en su contra.60
Debido al alto número de asesinatos de sindicalistas, lo que puede ser considerado como un crímen de lesa humanidad de conformidad con el artículo 7 (1) (a) del Estatuto de la CPI, el ECCHR presentó una comunicación en octubre de 2012 a la Oficina de la Fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya instando a las autoridades iniciar las investigaciones pertinentes.61 En la comunicación General Freddy Padilla aparece como sospechoso por los asesinatos de sindicalistas por parte de miembros del ejército de Colombia entre el año 2002 y el año 2010. Su presunta responsabilidad penal surge, al menos, desde el concepto de la responsabilidad del mando, de conformidad con el artículo 28 del Estatuto de la CPI.
b. La massacre de Caño Jabón
Por último, la masacre de Caño Jabón (4 de mayo de 1998) ocurrió mientras Padilla servía como Comandante de la VII Brigada del Ejército. Padilla puede ser responsable de la masacre sobre la base de homicidio imprudente por omisión. La masacre, realizada por miembros de grupos paramilitares, provocó la muerte de al menos 20 civiles. Los paramilitares pertenecían a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con las que los militares cooperaban a menudo. En el momento de la masacre, la VII Brigada estaba estacionada cerca. Antes de la masacre, la población de Caño Jabón, los representantes de la iglesia, la oficina del defensor del pueblo local y las organizaciones de derechos humanos se dirigieron a los militares en busca de ayuda después de recibir información de que una masacre era inminente.62 Sin embargo, el ejército, bajo el mando del General Freddy Padilla, no intervino y los grupos paramilitares fueron capaces de actuar sin trabas, mientras que la brigada de Padilla estaba estacionado a menos de 70 kilómetros de distancia.
La inactividad y la indiferencia del ejército local se ha criticado duramente en muchos sectores, más recientemente, en marzo de 2013, en el Consejo de Estado de Colombia, y se sospecha que los militares fueron cómplices con las AUC en relación con la masacre de Caño Jabón64. El Consejo de Estado señaló que el ejército, con su base a menos de 70 kilómetros de Caño Jabón, violó su obligación constitucional de proteger a la población civil. Asimismo, llegó a la conclusión de que los militares, así como al gobierno, tenían la obligación de a prestar atención a las llamadas de ayuda y a tomar las medidas adecuadas para prevenir la masacre. El Consejo de Estado consideró que el Estado había dejado al público “a merced de los asesinos”65 y ordenó al Estado a pagar una indemnización a los familiares de las víctimas de la masacre.66 No ha habido hasta la fecha ninguna acción legal para establecer la responsabilidad de los militares y, en particular, del Comandante Freddy Padilla por la masacre. El General Freddy Padilla puede ser responsable de homicidio por negligencia por omisión en más de 20 casos individuales ya que en el momento de la masacre, Padilla era el garante de la vida de los civiles en Caño Jabón, sabía del peligro y no impidió que los crímenes se cometieran a pesar de esto habría sido posible para él.
5) Solicitudes ante el gobierno austríaco
Austria y Europa no deben permitir ser un refugio seguro para aquellos responsables de graves crímenes internacionales. Debido a la presunta responsabilidad del General Freddy Padilla en relación a violaciones graves de derechos humanos y crímenes internacionales, instamos al gobierno austríaco a:
– revocar la visa diplomática del General Freddy Padilla;
– declarar al General Freddy Padilla „persona non grata’;  y considerar seriamente iniciar investigaciones oficiales contra el General Freddy Padilla